La glándula parótida se encarga de generar el 45% de la saliva.
Situada fuera de la cavidad bucal y atravesada por la arteria carótida, es donde nace la vena yugular y donde se forman las encimas α- amilasas (alfa-milasa), que transforman los almidones en monosacáridos (hidratos de carbono más simples), por esto la glándula parótida es fundamental en el cuerpo humano.
La glándula submaxilar se encarga de generar otro 45% de la saliva y de secretar acina mucosa o mucina para producir moco y humectar la deglución.
La glándula sublingual es la única de las tres que se encuentra dentro de la cavidad oral, a pesar de que genera algo de saliva secreta más mucina, por lo que varía en la clasificación de las glándulas considerada por unos como glándula mucosa y otros como mixta, es decir, mucosa y serosa.
Las glándulas de Von Ebner son glándulas salivales menores distribuidas en la cavidad bucal y que están denominadas según la región en la que se encuentran:
– Labiales (labios)
– Palatinas (paladar blando)
– Linguales (lengua)
– Genianas (mejillas)
– Glosopalatinas (paladar duro)
Secretan menos del 10% de la saliva y son glándulas mixtas excepto las linguales que son serosas, y precisamente éstas son las que las hacen importantes.
Las glándulas menores linguales producen una secreción encimática llamada lipasa lingual, que darán pie a la primera metabolización de las grasas en ácidos grasos libres, una transformación muy importante generada por un órgano muy pequeño.